EL FLOGGER
QUITEÑO
Basándose en la
idea errónea de que la subcultura de los “Floggers” se había esparcido en
Quito, llegando a formar un fenómeno, el estudio hallado muestra que este grupo
que empieza a nacer en nuestro medio, se centra en la idea de lo estético
carente de una ideología, tendiendo a identificarse entre ellos de una manera
totalmente visual por su vestimenta y haciendo su primer contacto a través de
la web.
Mientras que en
Argentina los Floggers ya existen como un fenómeno reconocido que crece y se
extiende rápidamente; en Quito, esta subcultura está apareciendo lentamente con
una cierta variación, en la cual la mayoría la ha tomado sin conocimiento
previo, sino simplemente como moda por influencias totalmente visuales. Pues, a
pesar de que se vean por su vestimenta como Floggers, no conocen a esta
subcultura ni se autodenominan así; sino que, al ver esta moda copiaron su
vestimenta y muestran ésta estética frente a la gente sin ningún fundamento
ideológico ni simbólico. Pero de cierta manera esto es lo que alimenta a la
subcultura de los floggers, que por concepto no defienden ninguna ideología; lo
que los hace verdaderos floggers es tomarse fotos constantemente, subirlas a la
web (fotolog.com), hacer amigos, reunir a sus amigos, bailar música electronica
(Electro House) y divertirse: reconocer y ser reconocidos, y nada más. En el
caso de Quito, este es un grupo bastante minoritario, que recién está empezando
a tener una aparición como una tribu urbana minúscula. Sin embargo, la mayoría
de personas que se visten de esta manera no se reconocen como floggers; simplemente
les gusta los pantalones apretados, ropa ajustada y peinados hacia abajo. No
fotolog, no reuniones.
A diferencia de
varios grupos de las subculturas en donde se identifican y se unen por la
ideología, los floggers no han formado una ideología fundamentada y su manera
de identificación es distinta. “Los Floggers no quieren cambiar el mundo, ellos
quieren sobrevivir y pasar el mejor tiempo posible” (Barrionuevo, World). La
manera en la que se identifican entre ellos es netamente visual, haciendo lazos
de identificación al ver que tanto se asemejan a sus estilos. Los Floggers en
Quito explican no tener una ideología, sino que sus actividades se centran en
aspectos como el hacer amigos y hacerse conocer por sus fotos subidas a la web;
siendo esta la escencia de ser un flogger como tal. Pues, no tienen una
posición ideológica hacia algo, sino que su estética lo hacen su estilo de
vida. Pero ¿cómo esta estética, que todavia no ha entrado a las vitrinas de las
tiendas locales (Quito), puede tener una acogida? Este tipo de situaciones se
pueden enmarcar dentro del proceso de globalización y accesibilidad mediática
de la clase media a clases economicamente más privilegiadas, que tiene las
posibilidades de acceder a este tipo de estéticas foráneas; siendo este un
proceso normal en que las tendencias llegan a arraigarse en una cultura.
Para esta
subcultura en Quito, el término “fashion” lo describen como estar a la moda,
pero, al preguntarles si ellos están a la moda responden no estar. Esto es
contradictorio, ya que dentro de esta subcultura la palabra “fashion” tiene un
significado negativo los “Floggers” quieren ser únicos y diferenciarse del
resto, sin embargo, tienen que tener un aspecto parecido entre ellos para
pertenecer al grupo. “La moda manifiesta una tensión entre la conformidad y la
diferenciación, expresa los deseos contradictorios de encajar y
destacar”(Entwistle, 146). Aun en una subcultura en la cual la vestimenta está
totalmente definida y marcada, cada persona dice llevar su propio estilo y
diferenciarse del resto, entonces aquí también se encuentra esa contradicción
de la necesidad de diferenciarse y destacar, aun cuando no destacan entre
ellos.
Por lo antes ya
descrito, este movimiento se caracteriza por promover el estilo por el estilo,
la estética por la estética; siendo este su argumento institucional, lo que les
hace identificarse como una subcultura entre ellos. El conflicto que se da en
Quito (y en todo el Ecuador), con respecto al nivel de identificación, es que,
como el proceso de aculturación viene desde una élite (económica en este caso).
Las personas inmersas en esta subcultura no reconocen la existencia de otros
iguales o pares; esta falta de encuentro se da por la tendencia cultural que se
tiene en el Ecuador a desprestigiar a lo propio. “Se marcaron cambios
sustanciales en el sentido de lo urbano, y en el comportamiento de ciertos
estratos sociales – sobre todo clases media y élite – por la mirada puesta en
Europa por encanto del Modernismo. Es evidente que en nuestro país se experimentó
la recepción de aquel ventarrón en los términos del 'exitante progreso'”
(Cifuentes, 16). Esta mirada puesta en el encanto de lo extranjero, no
solo en Europa, es propia del ecuatoriano; que sufre por una falta de
reconocimiento y creación de contenido propio. Aun cuando la subcultura de los
floggers empezó en América Latina, se sigue viendo como ajeno-extranjero y se
lo quiere apropiar.
Tomando en cuenta lo expuesto, se puede concluir que esta
subcultura está recién empezando a emerger en Quito, y, los pocos floggers que
existen no han llegado a tener un encuentro real, es decir, se comunican a
través del espacio cibernauta. Como se mencionó anteriormente, este tipo de
subcultura toma forma en las clases sociales más privilegiadas, debido a los
dispositivos que se requieren para ser parte de ésta. Por otro lado, la idea de
mostrarse o adquirir cierto reconocimiento proviene de la necesidad de fama,
una fama que se obtiene solamente a través del mostrarse; sin ningún mérito
agregado, la fama por la fama. Poder obtener, por ejemplo, la mayor cantidad de
visitas posibles al fotolog se convierte en un fin. De esta manera, el Qué y
Cómo adquieren relevancia, pero el Por Qué no parece tener ningún lugar.
Bibliografía :
A, Barrionuevo. New York Times. In Argentina, a Camera and a
Blog Make a Star. Marzo 13, 2009
J, Entwistle. El Cuerpo y La Moda.
M, Cifuentes. El
placer de la Representación.
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