domingo, 7 de octubre de 2012


EL FLOGGER QUITEÑO




Basándose en la idea errónea de que la subcultura de los “Floggers” se había esparcido en Quito, llegando a formar un fenómeno, el estudio hallado muestra que este grupo que empieza a nacer en nuestro medio, se centra en la idea de lo estético carente de una ideología, tendiendo a identificarse entre ellos de una manera totalmente visual por su vestimenta y haciendo su primer contacto a través de la web.
Mientras que en Argentina los Floggers ya existen como un fenómeno reconocido que crece y se extiende rápidamente; en Quito, esta subcultura está apareciendo lentamente con una cierta variación, en la cual la mayoría la ha tomado sin conocimiento previo, sino simplemente como moda por influencias totalmente visuales. Pues, a pesar de que se vean por su vestimenta como Floggers, no conocen a esta subcultura ni se autodenominan así; sino que, al ver esta moda copiaron su vestimenta y muestran ésta estética frente a la gente sin ningún fundamento ideológico ni simbólico. Pero de cierta manera esto es lo que alimenta a la subcultura de los floggers, que por concepto no defienden ninguna ideología; lo que los hace verdaderos floggers es tomarse fotos constantemente, subirlas a la web (fotolog.com), hacer amigos, reunir a sus amigos, bailar música electronica (Electro House) y divertirse: reconocer y ser reconocidos, y nada más. En el caso de Quito, este es un grupo bastante minoritario, que recién está empezando a tener una aparición como una tribu urbana minúscula. Sin embargo, la mayoría de personas que se visten de esta manera no se reconocen como floggers; simplemente les gusta los pantalones apretados, ropa ajustada y peinados hacia abajo. No fotolog, no reuniones.
A diferencia de varios grupos de las subculturas en donde se identifican y se unen por la ideología, los floggers no han formado una ideología fundamentada y su manera de identificación es distinta. “Los Floggers no quieren cambiar el mundo, ellos quieren sobrevivir y pasar el mejor tiempo posible” (Barrionuevo, World). La manera en la que se identifican entre ellos es netamente visual, haciendo lazos de identificación al ver que tanto se asemejan a sus estilos. Los Floggers en Quito explican no tener una ideología, sino que sus actividades se centran en aspectos como el hacer amigos y hacerse conocer por sus fotos subidas a la web; siendo esta la escencia de ser un flogger como tal. Pues, no tienen una posición ideológica hacia algo, sino que su estética lo hacen su estilo de vida. Pero ¿cómo esta estética, que todavia no ha entrado a las vitrinas de las tiendas locales (Quito), puede tener una acogida? Este tipo de situaciones se pueden enmarcar dentro del proceso de globalización y accesibilidad mediática de la clase media a clases economicamente más privilegiadas, que tiene las posibilidades de acceder a este tipo de estéticas foráneas; siendo este un proceso normal en que las tendencias llegan a arraigarse en una cultura.
Para esta subcultura en Quito, el término “fashion” lo describen como estar a la moda, pero, al preguntarles si ellos están a la moda responden no estar. Esto es contradictorio, ya que dentro de esta subcultura la palabra “fashion” tiene un significado negativo los “Floggers” quieren ser únicos y diferenciarse del resto, sin embargo, tienen que tener un aspecto parecido entre ellos para pertenecer al grupo. “La moda manifiesta una tensión entre la conformidad y la diferenciación, expresa los deseos contradictorios de encajar y destacar”(Entwistle, 146). Aun en una subcultura en la cual la vestimenta está totalmente definida y marcada, cada persona dice llevar su propio estilo y diferenciarse del resto, entonces aquí también se encuentra esa contradicción de la necesidad de diferenciarse y destacar, aun cuando no destacan entre ellos.
Por lo antes ya descrito, este movimiento se caracteriza por promover el estilo por el estilo, la estética por la estética; siendo este su argumento institucional, lo que les hace identificarse como una subcultura entre ellos. El conflicto que se da en Quito (y en todo el Ecuador), con respecto al nivel de identificación, es que, como el proceso de aculturación viene desde una élite (económica en este caso). Las personas inmersas en esta subcultura no reconocen la existencia de otros iguales o pares; esta falta de encuentro se da por la tendencia cultural que se tiene en el Ecuador a desprestigiar a lo propio. “Se marcaron cambios sustanciales en el sentido de lo urbano, y en el comportamiento de ciertos estratos sociales – sobre todo clases media y élite – por la mirada puesta en Europa por encanto del Modernismo. Es evidente que en nuestro país se experimentó la recepción de aquel ventarrón en los términos del 'exitante progreso'” (Cifuentes, 16). Esta mirada puesta en el encanto de lo extranjero, no solo en Europa, es propia del ecuatoriano; que sufre por una falta de reconocimiento y creación de contenido propio. Aun cuando la subcultura de los floggers empezó en América Latina, se sigue viendo como ajeno-extranjero y se lo quiere apropiar.
Tomando en cuenta lo expuesto, se puede concluir que esta subcultura está recién empezando a emerger en Quito, y, los pocos floggers que existen no han llegado a tener un encuentro real, es decir, se comunican a través del espacio cibernauta. Como se mencionó anteriormente, este tipo de subcultura toma forma en las clases sociales más privilegiadas, debido a los dispositivos que se requieren para ser parte de ésta. Por otro lado, la idea de mostrarse o adquirir cierto reconocimiento proviene de la necesidad de fama, una fama que se obtiene solamente a través del mostrarse; sin ningún mérito agregado, la fama por la fama. Poder obtener, por ejemplo, la mayor cantidad de visitas posibles al fotolog se convierte en un fin. De esta manera, el Qué y Cómo adquieren relevancia, pero el Por Qué no parece tener ningún lugar.

Bibliografía :
A, Barrionuevo. New York Times. In Argentina, a Camera and a Blog Make a Star. Marzo 13, 2009
J, Entwistle. El Cuerpo y La Moda.
M, Cifuentes. El placer de la Representación.

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